Amanece un dia portugues, que para un español, tiene una gran ventaja, puedes dormir relajadamente y cuando te levantas es una hora menos!!!. O sea, te levantas a las nueve española pero vives en las ocho portuguesa. ¡¡¡Viva Portugal!!!.
¡¡¡¡¡El apartamento que han alquilado tiene un componente turistico, que te cagas¡¡¡¡¡. Es ideal para potenciar el turismo lisboeta: estructuralmente porque es un quinto piso sin ascensor y, conyunturalmente porque en invierno es un remedo de frigorifico que deja sentir el frio y la humedad hasta lo más profundo de los huesos. De estas dos formas, el apartamento favorece las visitas tempranas y prolongadas por Lisboa.
Estamos en invierno, y el apartamento es frio y húmedo como la cueva del clan del oso cavernario, (probablemente en verano sea caluroso y seco, pero no piensan volver para comprobarlo) o sea, que cuando se levantan estan deseando salir a la calle antes de que los escaramujos les cuelguen de las orejas. Encaramado tras cinco pisos con doble tramo de escalera, diez tramos de escaleras en total, cuando lo abandonan para visitar la ciudad, no les apetece volver, atormentados por el quiranio de ascension. En resumen; es un apartamento que les apremia para salir y no volver.¡¡¡Viva el Turismo!!!.
En fin, estos "matrimonios de Cádiz" se hospedan en un apartamento que fomenta la visita a la ciudad, les incita a salir, a permanecer vagando por las calles y a no regresar hasta caer derrumbados de cansancio. Tamaño derrumbe superior al temor a las pendientes y al frio.
Tras un ligero desayuno que trascurre entre comentarios sobre las recomendaciones Carlos dixit para hoy y vistazos sobre el unico mapa desplegable que tienen, deciden bajar a pesar de los repetidos chaparrones que caen.
Es bajar y tener que subir a por el paraguas olvidado. Asi es la vida. Primera subida extra.
Atravesando hacia la Rua Augusta bajan hasta la Rua da Conciencao y girando hacia la derecha buscan la parada del Tranvia 28. El tranvía recorre la Lisboa más genuina, con su suave ritmo eléctrico entre chirridos metálicos y crujidos de madera, recorre unos 10 kilomentros con la sensación de viajar en el tiempo. Son 2,85€ por persona.
Una vez en el tranvia, ellas encuentran asientos mientras que ellos se acomodan donde pueden en "postura tranvia": mano hacia arriba metida en el ojal de la cinta asidera que cuelga de la barra y piernas separadas para favorecer la estabilidad bipeda. Disfrutan del espectaculo mirando hacia fuera, en el tipismo de las cuestas y los edificios que van recorriendo, y mirando hacia dentro, en una pareja que se estan cacheando minusiosamente tal como lo haria la más concienzuda policia de aduanas del JFK Airport. Y dale que te pego al cacheo.
Poder recorrer una ciudad en tranvia, sentado mirando por las ventanas, es casi como si se la caminara, sin los aceleros y frenazos del autobús. En Lisboa tiene un encanto especial, entre la decadencia del tranvia y de las calles estrechas y empinadas de la ciudad.
Llueve y deciden permanecer en el tranvia hasta el final del recorrido en la estación de Campo de Ourique en la Rua da Voz do Operario, para posteriormente bajar andando por Largo de Gracia y Rua Santo Tomé hasta la catedral.
La Catedral de la Sé (iniciales de Sedes Episcopalis) fué la primera iglesia cristiana de Lisboa, mandada construir por Alfonso Henriques tras la conquista de la ciudad en 1.147 a los musulmanes, eligiendo para ello el emplazamiento de la antigua mezquita aljama."Ambos matrimonios de Cádiz" no son muy beatos, pero se alegran sobremanera por el acogimiento de la Madre Iglesia Apostolica y Romana, pues llueve abundantemente.
"La cosa está muuu maaal. Cuidadin, cuidadin"
Desde la Catedral, saltando los charcos y sorteando los aliviaderos de los tejados, se dirigieron hasta el Mirador de Santa Luzia para contemplar unas estupendas vistas del barrio de Alfama
ALFAMA, es el barrio más antiguo de la ciudad, centro de la que fuera la Lisboa musulmana, y conserva el encanto de la medina árabe, con sus calles estrechas y sus cuestas empinadas.En una esquina del mirador de Santa Luzia encontraron un ascensor que los bajó directamente a las callejuelas de Alfama. La mañana se puso muy desapacible, tanto que no pudieron disfrutar del barrio, más preocupados por evitar mojarse la cabeza con el agua que caia y empaparse los pies con los charcos que abundaban en el suelo irregular de las callecitas. Si antes los acogió la Iglesia en esta ocasión los acogió el gremio de la Hosteleria. El bareto, más bien una tasca sin mayores pretensiones, vamos lo que en Cádiz se llama un bache, les sirvió mejor como resguardo meteorologico que como albergue gastronomico. Eso si, como en todo Portugal, el café solo en tacita pequeña siempre merece la pena.
Por fin, escampó, momento que aprovecharon para dirigir sus pasos al restaurante elegido, según Carlos dixit, para dar cuenta de un almuerzo. En Lisboa hay muchos restaurantes peculiares, la mayoria de ellos pequeños con muy pocas mesas disponibles, lo cual obliga a reservar o a llegar temprano so riesgo de tener que hacer cola y comer más tarde de lo habitual. Asi pues, aleccionados por la advertencia de Carlos, en cuanto escampó, comenzaron a andar buscando la Rua Escolas Gerais 54, donde se situa el Restaurante Ti Natercia. Casa de comidas muy peculiar, tanto por la dueña como por la comida que ella misma cocina y sirve. La dueña sola atiende el local y sola habla, y no espera que nadie le ayude ni le conteste; ni falta que le hace. Tiene su propio ritmo, no oses cambiarselo. Dispone de una carta más que digna, donde destaca el bacalhau com natas y el bacalao de la casa.
Esos son los motivos principales para ir a este restaurante, los platos restantes son secundarios, como estas gambas al ajillo.
El precio más que ajustado, termina por ser otra de las razones por las que vistar este restaurante.
"Ambos matrimonios de Cádiz" son de natural comentadores, por no decir criticos de medio pelo o poca monta, de platos y vinos de los restaurantes que visitan; pero en este caso, la mayoria de los comentarios se los lleva la señora de la casa: "peculiar", "como una cabra mocha", "sobrepasada", "encantadora", "vive para el restaurante", "espera que aprecies su comida por encima del resto", "hay que volver para verla".
Con estas se dirigieron hacia la Feira da Ladra, literalmente mercado de los ladrones, que despliega sus pirricos tesoros los Sabados en el Campo de Santa Clara: antigüedades, libros desvencijados, discos de vinilo, monedas descoloridas, fotografias destenidas y ropa de segunda mano. Hoy con la lluvia, que va y viene, es un mal dia para los chamarileros del rastrillo, asi que para apaciguar el ansia de comprar las mujeres con sus dociles maridos terminan por entrar en una tienda de cerámica en la misma plaza. Ansia, pura ansia consumista, sin cuya satisfacción parece que cualquier viaje no es redondo.
Charly tiene una frase para estos momentos: "fijate cómo las mujeres no estan nada preocupadas por el peso ni los bultos que estan comprando: tienen porteadores gratis". Tras unos 30 minutos de más y unos 80 euros de menos, se dirigieron bolsas en mano al apartamento para descargar el botín de bonita loza portuguesa. Ya llevan dos subidas al apartamento.
Tras un pequeño descanso recuperatorio de la capacidad vital respiratoria y un recambio de aguas menores, "ambos matrimonios de Cádiz" reanudaron las visitas dirigiendose, subiendo las escaleras junto al Elevador de Santa Justa, hacia la Rua do Carmo buscando los famosos restos de la iglesia destruida por el terremoto de 1.755. El terremoto de Lisboa alcanzó los 9 grados de la escala de Ritcher ( de 0 a 10).
La Igreja de Carmo, iglesia del convento de Carmo, recuerda la devastadora energia del terremoto que sacudió Lisboa en el 1 de Noviembre de 1.755. Gran parte de la ciudad quedó destruida, incluyendo parte de esta iglesia gótica, la más grande de Lisboa en su momento, cuyo techo se derrumbó sobre los fieles que se reunían en ella ese día, el de Todos los Santos. Ni Dios los salvó.
En Cádiz el terremoto de Lisboa también hizo, aunque menos, estragos que se sintieron sobre las 10 de la mañana durante unos 5 minutos y, tras una hora el agua comenzó a penetrar en la ciudad inundando barrios como el de La Viña, llegando a ahogarse unas 15 personas. Se cuenta que sacaron la imagen de la Virgen del Rosario y, en La Viña, procesionaron el estandarte de la Virgen de La Palma para que hicieran retroceder las aguas a la voz de ¡¡¡Hasta aqui Madre Mia y no más!!!. Tambien se cuenta que las murallas de Cádiz mandadas levantar por Carlos III y el oportuno cierre de las puertas de la ciudad hicieron el resto del milagro.
Se viene la noche y no deja de llover, "ambos matrimonios de Cádiz", un poco cansados y pasados por agua, vuelven a buscar refugio en la hosteleria lisboeta. En esta ocasión en un local moderno de hamburguesas, Honorato Chiado. Los gaditanos no estan para fast food, pero si para unas cervezas y limonada con gengibre, como excusa para ver llover a través de los grandes ventanales del local.
Escampa un poco, lo justo para que vuelvan a aventurarse en busca del restaurante elegido para la cena. En esta ocasión no atienden a las instrucciones de Carlos dixit y se dejan llevar por las recomendaciones de Tripadvisor: craso error como despues comprobarian. El local que eligieron fue el Restaurante Rosa da Rua en el BARRIO ALTO; pero al llegar, sin reserva, se encontraron sin mesa; y tras hablar con el camarero la reservan para una hora y media despues.
Aprovechan para dar un paseo por las callecitas del Barrio Alto en dirección a Chiado, lugares de la marcha y movida lisboeta; es Sábado y se nota en el bullicio nocturno.
Vuelve a llover, esta vez con más ahínco. Tienen que acelerar el paso y buscar refugio, de nuevo, en la benevolencia del gremio de la hosteleria; esta vez en un bar solo de bebercio y nada de comercio; para unos frutos secos deben salir a comprarlos en una tiendecita colindante regentada por chinos que no cierran ni para dormir.
Al poco, tras varios chaparrones intensos, se dirigen a paso firme hacia el Restaurante Rosa da Rua.
Pequeño local, con buffet basado en ensaladas o platos fríos, y algunos platos calientes. Buena calidad en los productos, pero baja variedad. La oferta es algo pobre. Destaca los tomates cherry en ensalada. El local acostumbra a estar lleno con lo cual es recomendable reservar y pedir mesa dentro pues hay mucho trasiego de comensales hacia el expositor de comidas. Vinos y postres fuera del precio. Relación calidad-precio baja para Lisboa. Dependiendo del vino y postre el precio en torno a 20€ por persona.
Un poco decepcionados con el restaurante, ni tan siquiera el tinto del Douro les ha convencido, enfilan con ràpidez las calles del Barrio Alto, pasando por Chiado hacia el Barrio Baixa para llegar a la Rua Sapateiros donde tienen el apartamento. Ha sido un dia muy pasado por agua.
Charly mira a Mariano y sin mediar palabra dejan en suspenso el gin-tonic clausurador para mejor ocasión; hoy ya está bien de liquidos.
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