Viaje a Suiza Real-Life.
Parte Cuarta: Lauterbrunnen, sus cascadas, Mürren y la capital: Berna.
La charla en el desayuno versa sobre el excelente día que tuvieron ayer en la visita al Matterhorn, y sobre una de sus consecuencias evidentes en las caras, frentes y coronillas de los varones de estos dos “matrimonios de Cádiz”.
Cruzando un pequeño parque infantil, poco más de 50 metros, se llega al pie del camino que lleva a la pared por la que cae la cascada.
La charla en el desayuno versa sobre el excelente día que tuvieron ayer en la visita al Matterhorn, y sobre una de sus consecuencias evidentes en las caras, frentes y coronillas de los varones de estos dos “matrimonios de Cádiz”.
Los esposos, que el día anterior, no hicieron caso a las
advertencias de sus cónyuges, han comprobado en sus propias carnes (pieles, mejor dicho) que no sólo
en la playa de La Victoria el Sol y los rayos ultravioletas hacen sus efectos.
Ambos tienen las frentes quemadas con trozos de piel que comienzan a despegarse
y pequeñitas ampollas aqui y allá; las narices sobresalen como carúnculas de pavo, y uno de ellos tiene el cartón de la coronilla
rojo como un salmonete de roca, y lo que es peor, le pica, le pica mucho.
Con melva canutera en aceite de oliva de Bárbate, unos
pimientos morrones enteros y un poco de mayonesa que han comprado en la tiendecita
cercana al hotel, junto con las barras de pan blanco a tres francos suizos cada
una, han hecho hoy unos “Dobladillos de Melva” al estilo de la Punta de San
Felipe. Recuerdos de juventud.
El día ha amanecido con algo de nubes y un poco más
fresco que ayer.
Para la mañana han previsto: LAUTERBRUNNEN con sus CASCADAS:
STAUBACH y TRUMMELBACH, MURREN y
el MIRADOR de SCHILTHORN.
Para la
tarde han dejado BERNA.
El valle de LAUTERBRUNNEN es uno de los más espectaculares de todos los Alpes, con una longitud aproximada de 15 kms, y un paisaje dominado por paredes verticales de montañas y cascadas de agua del deshielo, es famoso por el intenso verdor de sus bosques y praderas. Es un valle largo y estrecho abierto por uno de sus extremos y flanqueado por altos muros casi verticales con gran cantidad de cascadas que caen desde las alturas por sus paredes.
El valle de LAUTERBRUNNEN es uno de los más espectaculares de todos los Alpes, con una longitud aproximada de 15 kms, y un paisaje dominado por paredes verticales de montañas y cascadas de agua del deshielo, es famoso por el intenso verdor de sus bosques y praderas. Es un valle largo y estrecho abierto por uno de sus extremos y flanqueado por altos muros casi verticales con gran cantidad de cascadas que caen desde las alturas por sus paredes.
Al llegar a LAUTERBRUNNEN
encuentran un pequeño aparcamiento junto a la iglesia, funciona con una
maquina automática expendedora dentro de una casetilla, por 1 franco suizo
emite un ticket que les da para una hora de estacionamiento, tiempo más que
suficiente para visitar la cascada de STAUBACHFALLEN.
Cruzando un pequeño parque infantil, poco más de 50 metros, se llega al pie del camino que lleva a la pared por la que cae la cascada.
Ascendiendo por un sendero compactado salpicado, cada
cierto tramo, por escaleras metálicas y por caminos abiertos en la misma roca, se
llega hasta una oquedad abierta en la pared que te sitúa justo detrás de la cortina
de agua de la cascada. La situación pide a gritos una foto, y los turnos para
la instantánea acreditativa se suceden entre los turistas que van llegando al
final del trayecto. No somos nadie sin una foto.
Las vistas del pueblo y el valle son igualmente de foto
pero menos requeridas a efectos identitarios del turista.
Creo que en toda la semana de visitas en Suiza, que
comenzaron hace un par de días, esta es la única visita que harán, ambos “matrimonios
de Cádiz”, sin tener que pagar un solo franco suizo; lo que no sé cuánto tiempo
les llevará a los políticos suizos solucionar esta singularidad.
Tras calentar la musculatura de las piernas, escaleras
arriba y escaleras abajo, se dirigen hacia la siguiente parada: CASCADAS DE TRÜMMELBACH.
Al incorporarse a la carretera desde el parking se gira
a la derecha y, a unos 2 kilometros de Lauterebrunnen en dirección a STECHELGER,
unos 5 minutos en coche, con parking gratuito a la entrada, se encuentran las TRÜMMELBACHFÄLLE. 10 cascadas encadenadas. 20.000 litros/seg que provienen del
deshielo de los glaciares de Mönch, Eiger y Jungfrau que bajan al valle horadando
la montaña Schwarzer Mönch.
Al pie de la montaña, by cash only, hay que sacar “la de
Ubrique”, y tras depositar 11 francos suizos por viandante, te dejan pasar por
un torno giratorio. Aquí no hay descuento que valga: paganini tutto mondi,
paganini completi.
A los pocos pasos, suben a un ascensor para traspórtarlos al inicio
del recorrido a pie; el traslado se produce física y materialmente enlatado con
otros tantos turistas, tantos como caben; estamos de suerte, hay pocos
chinos/japoneses con lo que se libran de algún que otro empujón de más.
El ascensor los deja entre la 6ª y la 7ª cascada de las
10 que componen todo el entramado. Al salir del ascensor, bajan un poco para
ver la 6ª cascada y, luego suben hasta la 10ª para posteriormente bajarlas todas,
hasta el lugar de donde parte el ascensor, para finalmente recorrer un pequeño
caminito que lleva a la última de las cascadas y, comienzo del riachuelo que
forma todo el torrente de agua que sale de la montaña.
La visita les parece interesantisima y van sorprendidos de
tanta agua y, según uno de los maridos, de tanto potencial eléctrico desaprovechado,
por lo que propone la disposición estratégica de varias turbinas hidráulicas y
sus correspondientes alternadores eléctricos: “a 20.000 litros por segundo se podría
sacar electricidad suficiente para suministrar energía, a vete tú a saber, a
cuantas viviendas”. A ellas, menos prosaicas y mucho más líricas,
les llama la atención tanto estruendo de agua cayendo y tanta fuerza de la
Naturaleza en tan poco espacio.
En fin, al finalizar la visita vuelven sobre sus pasos y en
LAURTERBRUNNEN sacan billete para subir hasta MÜRREN y, para desde aquí dirigirse al mirador de SCHILTRHORN.
Para llegar a MÜRREN
desde LAUTERBRUNNEN hay que coger primero un funicular que te deja en
GRÜTSCHALP, a unos 1.489 metros de altitud y, luego un tren de cremallera hasta el
destino final, MÜRREN, a unos 1.645 metros de altitud. La multa ida/vuelta
asciende a 22 francos suizos.
Sin embargo, esta mañana antes de comenzar el
itinerario previsto, ambos “matrimonios de Cádiz”, estudiada la situación crematística,
los medios de trasportes necesarios para acceder a los lugares de intereses y
los diferentes descuentos posibles, se deciden por adquirir el SWISS HALF FARE CARD, a su entender la mejor
opción cuando se usa coche para los traslados.
La tarjeta, que es nominal y tiene validez de un mes,
cuesta 120 francos suizos (unos 112
euros), se vende en todas las estaciones de trenes. Con ella obtienen un
descuento del 50% en la mayoría de trasportes. Al comprar la tarjeta les dan un
mapa con los itinerarios y descuentos aplicados.
Así pues, tras aflojar 11 francos suizos por persona
cogen el funicular que les llevará a GRÜTSCHALP, y de aquí en tren cremallera
hasta MÜRREN.
El solo trayecto en el funicular es precioso, aun estando el dia nublado, los paisajes son de postal. En estos momentos, no les preocupa a donde les lleva el funicular, solo disfrutan de las vistas.
Definitivamente los suizos son ferroviarios: son
maquinistas, jefes y auxiliares de estación, peones de vía, guardagujas,
revisores y vendedores de billetes de tren, da la impresión que han montado un
gigantesco “scalextric” de trenes, los ves como disfrutan con todas las maquinas,
mecanismos y enganches.
Se les nota que les encantan y están orgullosos de sus
trenes; tienen de cercanías y de larga distancia, trenes ligeros y tranvías,
funiculares y trenes de cremallera, y juegan con ellos: ahora paramos a este
para que pase el otro, la locomotora puesta en sentido contrario a la marcha
para contrarrestar la cuesta, en la estación cambiamos la máquina del
funicular, revisamos las ruedas, los engranajes y los ejes. Están todo el día
jugando con el gran juego de trenes que han montado. Si eres como los suizos, y
te pirras por un gorro de jefe de estación y su banderola, este es tu país.
La cabina de la maquinista tiene dos asientos supletorios para ayudantes; uno de los maridos, con un poco de arrojo y, usando el lenguaje internacional de las señas y mímicas, logra que les dejen sentarse a ambos, con lo cual tienen las mejores vistas posibles del recorrido que se produce a menos de 30 kms por hora.
El tren cremallera que los llevará a MÜRREN es una monería, es un trenecito
de juguete pero a tamaño natural, divertidísimo con su conductora que no para
de hablar, eso sí, en alemán, pero habla. Y ellos, sonrien.
La cabina de la maquinista tiene dos asientos supletorios para ayudantes; uno de los maridos, con un poco de arrojo y, usando el lenguaje internacional de las señas y mímicas, logra que les dejen sentarse a ambos, con lo cual tienen las mejores vistas posibles del recorrido que se produce a menos de 30 kms por hora.
MÜRREN es
un pequeño enclave, muy cuidado y encantador. Lo que pudieron ver, en otras
palabras, la calle principal, presentaba un muy buen aspecto, con todas sus
ventanas y balcones, y jardincitos, muy cuidados. Digo lo que pudieron ver,
puesto que al poco, de dejar la pequeña estación de trenes comenzó a llover, de
primeras, gotas sueltas y finas pero de ultimas, una cortina de gotas grandes. Con estas buscaron donde guarecerse, como
harto difícil, pues no había mucho resguardo en aquella calle hasta que por
fin, lo encontraron en la entrada de un pequeño museo local.
Allí mismo, y dado que la lluvia no amainaba, mientras
ven pasar a toda la fauna de turistas que deambula buscando refugio, unos muy
preparados con ropa impermeable de montaña y otros con chanclas y pantalones
cortos (hasta aquí llegan los norteamericanos de la costa Este: los de las
chanclas), dan cuenta del bocadillo, la barrita de cereales y la fruta del día.
Parlamento: deliberación sobre el siguiente movimiento.
Era obvio, con la lluvia arreciando y las nubes entrando sin cesar por el valle, desistieron de ir al mirador de Schilthorn.
En otra ocasión, si es que la hay. Camino de vuelta y a Berna.
En otra ocasión, si es que la hay. Camino de vuelta y a Berna.
Hace frio y la lluvia no deja de caer, corren hasta
la estación de trenes buscando refugio, sin conseguir, en los salientes de las fachadas de
las casas, llegan al HOTEL ALPINA, que tiene una cafetería con excelentes
vistas a las montañas que enmarcan el valle.
Después del escueto almuerzo piensan en un cafetito caliente. Adjunto la
factura, sin comentarios a los precios.
La bajada no deja de impresionarles, y disfrutan del
verdor de la montaña y de la fina lluvia que comienza a cesar.
Tras coger el coche enfilan para BERNA donde aparcan cerca de la estación de trenes.
Tras coger el coche enfilan para BERNA donde aparcan cerca de la estación de trenes.
El casco antiguo de BERNA (Altstadt), el mejor
conservado de toda Suiza, es muy fácil de visitar, pues se trata de un fondo de saco envuelto
por el rio Aare. Este rio Aare que hemos visto varias veces en su recorrido. En
resumen, se puede decir que el casco antiguo de BERNA consta de tres calles
salpicadas de fuentes adornadas con figuras alegóricas pintadas de colores, por
torres con relojes y cruzadas por dos avenidas más anchas. Cómoda para andar,
tienen una calle más comercial y otra más alternativa. Dieron varios paseos
arriba y abajo disfrutando de esta Centroeuropa que les es tan distinta a su
Andalucía.
Las calles del centro están atestadas de terrazas con
suizos tomando vinos. Aquí le dan al levantamiento de codo; a medida que los
comercios van cerrando las terrazas se van llenando de clientes ávidos por
darle un tiento a la media limeta.
Los “dos matrimonios de Cádiz” deambulan de una calle a otra,
deteniéndose en la fuente del gaitero (no está subvencionada por la sidra.
Perdón, no he podido evitarlo), y en la
fuente del cazador o en la del ogro, y en otras muchas que van encontrando, les
llama la atención la doble escalinata con balaustrada de tracería del Ayuntamiento;
pero es frente al pórtico principal de la Catedral con la advocación de San
Vicente de Zaragoza, martirizado en Valencia en el siglo IV, donde uno de los
maridos se explaya: “¿A ver quién me acierta el nombre de cada una de las
figuras del pórtico?. Tras un par de
segundos, no muchos más: Yo os lo cuento:
En el centro está Jesucristo, a su lado derecho la Virgen Maria y a su izquierda San
Juan Bautista.
En el lado izquierdo, el de la Virgen están San Pedro con la llave; San Juan el Evangelista con el cáliz;
San Bartolomé con el cuchillo que lo desollaron; San Judas Tadeo con la maza de
su martirio,
San
Mateos que aquí aparece con hacha, y este último debe ser Santo Tomás el arquitecto.
En el lado derecho, el de San Juan Bautista, se encuentra
San Pablo que no era apóstol, pero ha
sustituido a Judas Iscariote por judas; Santiago
el Mayor con su bastón, su sombrero de ala ancha y su concha; San Andres con la cruz aspada, San Felipe con su cruz; San Simón que no aparece con sierra
sino con espada y Santiago el Menor con
la bandera del primero Obispo de la Iglesia.
Y todo esto, porque aunque hoy en dia el templo es de
culto protestante, en sus orígenes y construcción fue catedral católica.
Tras tamaño derroche de cultura iconográfica apostolical
y romana, encaminan sus pasos hacia el foso de los osos, típica imagen de la
ciudad. Para ello se dirigen hacia el
puente de NYDEGGBRÜCKE, pero al llegar al inicio del foso se encuentran con un gran
cartel de obras. El gozo en un pozo, en este caso, en un foso.
Sin signos de desánimo evidentes cruzan la avenida y,
justo enfrente, en la esquina de la izquierda sale ascendiendo un pequeño
camino de tierra compactada que los llevará al Jardín de las Rosas, donde hay,
como su nombre indica, muchas rosas, de diferentes orígenes, el inconveniente
es que estamos en el mes de Agosto, y no es precisamente este un mes muy bueno
para las rosas. Las vistas del casco
antiguo de Berna son muy bonitas, encuentran un banco y descansan del esfuerzo
de la subida.
Allí mismo, hay un bar-restaurante con una gran terraza
y como era de esperar, sucumben a la
tentación, y deciden someterse a la impiedad de la carestía económica de Suiza.
La temperatura es muy agradable, la
noche va cayendo y las vistas de la ciudad inigualables, ¿quién se resiste?
La factura, sin comentarios:
Están dando por concluida la jornada turística del
Martes, un poco cansados bajan la cuesta y cruzando de nuevo el puente,
recorren por última vez, la calle central del casco antiguo, las terrazas se
han animado, casi no hay tráfico y el ambiente es muy distendido.
Ya en el coche, repasan el día, quejándose de la lluvia
que les ha impedido visitar el Mirador de Schilthorn y se felicitan por la
visita a Berna. El casco antiguo coqueto y tranquilo es suficiente razón para
dedicarle una tarde, y la subida al Jardín de las Rosas remata el conjunto de
la ciudad.
Uno de los dos “matrimonios de Cádiz” comentan entre si
lo cansados que están, ya se ha venido la noche y el movimiento acompasado del
coche hacen el resto: se han quedado dormidos¡¡¡¡¡¡¡. La esposa del conductor
le espeta: Oye, luego no vayas a decir que yo duermo mucho, eh?.
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