domingo, 10 de mayo de 2015

Restaurante Franqueza. Chipiona.

Una de las principales ocupaciones, por estos lares, un poco entrada la primavera y hasta un poco antes del verano, es la busqueda de la mejor taza de caracoles y la mejor copa de cerveza fria. En este caso hemos hecho una incursión en Chipiona, donde se encuentra el bar Franqueza, en la avenida prolongación urbana de la carretera que entra desde Rota. Esto va de caracoles y cerveza, y algo más.
El bar Franqueza es un establecimiento tipico de estos pueblos (Sanlucar, Rota, Chipiona,.....) sin pretensiones pero con personalidad propia. Basa su oferta en los productos de temporada y de calidad. Como en la mayoria de todos los bares prima el mar, sus pescados sin dejar de lado la gamba de la Bahía o el langostino de Sanlucar. Pero, el bar Franqueza es famoso por sus caracoles.

Llegada la temporada de caracoles comienza la eterna discusión de donde están los mejores, los que tienen la proporción exacta de especias, los de caldo mas conseguido, si en cuenco o en vaso. Hoy le tocó al bar Franqueza, en Chipiona.

Sirven los caracoles en cuencos y la cerveza en unas copas altas. Puestos a catar y a comentar: caracoles gordos y todos con los cuernos afuera. Y enseguida el sabor de las especias: un punto de ajo rapidamente sobresale sobre las demás especias. La pesonalidad de estos caracoles está en el picante que deja el ajo y la pimienta negra. Preveemos que al terminarnos el cuenco tendremos labios para silbar la banda sonora de "Un puente sobre el rio Kwai".

Pues no; no resultaron tan fuerte. Ante la duda, volvimos a pedir otros dos cuencos y otras dos copas de cerverza. En fin, caracoles adictivos. Veredicto: tenemos que volver otro dia.

Cuando terminamos con los caracoles, y con dos cervezas en el coleto, decidimos echar un vistazo por la vitrina y terminar de comer allí mismo.
En este orden: una tapa generosa de un suave bonito en escabeche con pimientos morrones, una ración de puntillitas fritas muy frescas y hermosas; y un medallón de moro negro (parecido a la corvina pero de carne mas suave y jugosa) a la plancha que repartimos. Para rematar; de postre nos inclinamos por la casera tarta de zanahoria que resultó ser un buen bizcocho con una capa de crema de zanahoria. Te y café.



Cuando ya saliamos, volvimos para llevarnos una tarrina de medio kilo de caracoles a casa, por 8 euros. No pudimos resistirnos.

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