El local es pequeño, pocas mesas con manteles blancos, con terraza, que con mejor tiempo, será una delicia por sus vistas a la Playa Canido, al mar y a la isla de Toralla.
Hemos vuelto en Marzo, con un tiempo mucho más apacible.
Empezamos con unas empanadas; una de sardinas (souba en gallego) y otra de mariscos. La empanada de souba gana por goleada por su sabor suave y a la vez intenso frente a la de marisco, que nos parece, algo insulsa.
Estamos en temporada y estamos en Pontevedra, así pues, le damos una oportunidad a los mejillones. Mejillones, algunos de gran tamaño, muy bien cocidos, cocción justa para que queden jugosos, y con un delicado sabor a laurel que realza el propio sabor del molusco.

Pasamos a otro clásico de la cocina gallega; pulpo a feira, suave con el punto adecuado de pimentón y de cocción. Los sirven calentitos y sin patatas cocidas o cachelos.
Con esto hubiese sido suficiente, pero la gula y la fama de los chipirones encebollados vence la poca resistencia que opusimos; así que nos dejamos arrastrar por la sugerencia
Presentados con cebollas en juliana, tiernas y dulces, y unas patatas fritas casi crujientes, los calamares vienen en una salsa digna del pan gallego con la que la rematamos.
Rendidos, pedimos un trozo de tarta de la abuela (galleta y chocolate) con dos cucharillas para repartir el pecado glucémico.
Y por ultimo, en Galicia, café solo; aquí no lo tienen de pucherete, y unos orujos de hierbas y café invitación de la casa. El orujo de hierbas delicado.
Es el momento de pedir la dolorosa
También tienen un menú, compuesto de dos platos a elegir y postre con café por 10€.
Cuando salimos continua lloviendo, pero sin lugar a dudas, vamos más contentos que cuando llegamos. Mientras corremos al coche echamos un ojo a la Isla de Toralla que se divisa al fondo.
Gracias a Nacho que me lo descubrió.
Restaurante Canto da Area
986- 460 540
Playa Canido, 189. Vigo.
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